La interpretación del testamento tiene una gran trascendencia práctica. El hecho es que los testamentos plantean muchos problemas de interpretación. La tipología es tan variada como la vida misma. Podemos poner  algunos ejemplos. Error el nombre o el número de la calle. Error en el nombre o en alguno de los apellidos de herederos, legatarios o beneficiarios. Errores en la forma de adjudicar los legados: por ejemplo, legando la nuda propiedad en vez de la plena propiedad; error en un número de cuenta bancaria. La lista sería interminable.

1. ¿Cómo se solucionan en la práctica los problemas ?

La primera pregunta que hay que responder es quién ha de interpretar. Evidentemente, la última interpretación corresponde a los jueces y tribunales o al árbitro escogido por el testador.  Pero, y sin perjuicio del derecho a  la tutela jurisdiccional o arbitral, es evidente que quien interpreta son o bien el sucesor, o bien el árbitro facultado para interpretar.

2. Una segunda cuestión, es ¿cuáles son las reglas de interpretación?

Todos códigos civiles tienen normas de interpretación. El CC español le dedica el artículo 675 y el Código Civil Catalán el art. 421-6.  En ambos Códigos la norma más importante es la búsqueda de la real y verdadera voluntad del causante. En palabras del art, 421-6  «en la interpretación del testamento, es preciso atenerse plenamente a la verdadera voluntad del testador, sin haberse de sujetar necesariamente al significado literal de las palabras utilizadas».  Esta regla de «atenerse plenamente a la verdadera voluntad del testador» parece que es algo evidente. Sin embargo,  difiere de las reglas hermenéuticas del CC y en concreto del art 1281.   La diferencia reside en el tipo de declaración de se analiza.  El testamento contiene una  única declaración de voluntad y el contrato habitualmente contiene dos declaraciones de  voluntad.  De ahí, que en el contrato la interpretación literal prevalezca habitualmente a la interpretación del sentido de la voluntad del declarante. 

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